Cada vez sientes más ansiedad, angustia, y sufrimiento. Te sientes infeliz y deprimida. Cada vez sientes más inseguridad y tus autoestima está más baja. Estás enferma todo el tiempo. Te has convertido en “la pupas”, ya que no paras de tener “cositas” más o menos graves.
Te das cuenta que la relación no funciona y empiezas a explicarle que algunas de sus actitudes te hacen daño y te sientes infeliz. Crees que lo hace sin querer, y si se lo cuentas cambiará de actitud y podréis volver a estar como estabais al principio. En este escenario pueden suceder dos cosas. Si te ve muy apurada, a punto de marchar, afloja y hace ver que te ha entendido. Después de una situación de violencia física, emocional o simbólica hay un arrepentimiento formal y una “luna de miel”. En este momento crees que se ha “dado cuenta” y que la próxima vez será diferente, bajas las defensas y confías. Hasta que se produce un nuevo episodio. En realidad es una estrategia porque sabe que si sólo hay mal trato no lo vas a soportar. Es el círculo vicioso del mal trato.
Cuando se da cuenta que has tomado la decisión en firme, reduplica el mal trato. Se quita la careta y actúa al descubierto. Puede llegar a haber amenazas o a agredirte físicamente.